Seguro que a ti también te ha pasado: vas circulando por autovía, te sitúas en el carril del medio porque quieres adelantar... ¡y te quedas con las ganas porque ya lo está utilizando un vehículo que circula más lento que tú!.
Esta situación es tan habitual que ya se la conoce como el síndrome del carril central o síndrome del carril izquierdo. Pero... ¡cuidado! Lo habitual no siempre es lo correcto: al circular por vía interurbana (fuera de poblado) tendremos que utilizar el CARRIL DERECHO.
Si te sientes identificado con la situación es que perteneces a ese club de conductores que decide utilizar el carril central aunque el de la derecha esté libre. Pero... ¿¿por qué??
Aunque hay muchos motivos que parecen “justificar” este comportamiento (los demás también lo hacen, me siento más seguro si voy por aquí, da igual por donde circules...) lo cierto es que NADA lo justifica. El artículo 31 del Reglamento General de Circulación lo especifica bien claro:
El conductor de un automóvil o de un vehículo especial con masa máxima autorizada superior a 3.500 kilogramos circulará por la calzada y no por el arcén, salvo por razones de emergencia. Además, fuera de poblado, en las calzadas con más de un carril reservado para su sentido de marcha, circulará normalmente por el situado más a su derecha, si bien podrá utilizar el resto de los de dicho sentido cuando las circunstancias del tráfico o de la vía lo aconsejen, a condición de que no entorpezca la marcha de otro vehículo que le siga.
Ahora que ya hemos recordado que en vías interurbanas estamos obligados a circular por la derecha, llega el momento de analizar las situaciones de peligro que ocasionaremos si lo hacemos por el carril del medio (cuando hay 3 o más) o por el de la izquierda (cuando hay dos carriles).
Para poder explicar cuáles son los principales riesgos que se crean al utilizar incorrectamente la vía, recordamos que la norma general nos obliga a adelantar por la izquierda. Por tanto, si yo circulo por el medio de la calzada y otro vehículo me quiere sobrepasar, este deberá moverse dos carriles para llevar a cabo la maniobra. ¿Cuál es el problema? Que el automóvil que adelanta va a una velocidad superior a la mía aunque esta es insuficiente (en la mayoría casos) para utilizar el carril rápido. El resultado es que se ralentiza la circulación y aumenta la probabilidad de accidente por alcance (el coche que circula por detrás colisiona con nuestro vehículo).
Por otra parte, hay muchos conductores que no lo piensan dos veces y... ¡adelantan por la derecha! Esto genera una situación de peligro porque al final no sabes quien está circulando por dónde, y no nos podemos anticipar a los movimientos de los demás usuarios.
No sé por qué, pero tengo el presentimiento de que todavía hay algún lector al que no hemos acabado de convencer. No pasa nada porque nos queda otro argumento de peso: la sanción económica. Este síndrome puede suponer una multa de 200 euros al tratarse de una infracción grave. Seamos listos para no tener que pagar nada.
Ahora que ya hemos recordado la teoría falta pasar a la práctica, pues según la DGT el 60% de conductores utiliza mal el carril izquierdo. Además, haciendo caso a la normativa estamos evitando accidentes, sanciones y fomentando la seguridad vial. Y si tienes mono de carril izquierdo... ¡ya nos envías una foto de tus vacaciones por Irlanda, Malta o Inglaterra! Allí lo podrás utilizar sin ocasionar ningún peligro.